La Esencia de la Creatividad y la Creatividad de la Esencia
Tras once años de haber elegido el diseño como el inicio de mi camino profesional, he llegado a la conclusión de que la actividad creativa es tener una relación con Dios; o al menos surge como la expresión de una conciencia superior. La creatividad surge al reactivar una conexión esencial con aquello que inspira, motiva y acciona a nuestra alma a expresarse a través de una creación.
¿De dónde surge la creación? La realidad es que casi siempre surge de una investigación, de una reflexión, de un análisis, de investigar los procesos, de manifestaciones, de expresiones, de formas, del origen de las formas…
Diseñar es algo muy hermoso pero la habilidad para diseñar se estropea por la falta de referencias, por la prisa, por consumismo sinrazón, por el atropello tecnológico, por la falta de reflexión y por desconexión esencial...mente.
El diseño hoy en día se trabaja de afuera para afuera. Aunque tenga una impecable presentación, carece de originalidad, de veracidad. Sacrifica el significado y la autenticidad por la banalidad y la réplica. La rapidez invita a la copia y la copia se ha vuelto común.
El diseño debe ser reflexivo y reflejar el interior: de las ideas, conceptos, valores, aspiraciones y sueños que impregnan al objeto de creación. Cuando un diseño logra robarnos unos minutos de reflexión podemos decir que es un diseño que nos conecta con la parte frecuentemente olvidada del Ser.
Aquello que se percibe más allá de los sentidos es lo que representa la esencia de las cosas. Hay diseños que logran reflejar lo que está ocurriendo en la intuición, que es pura, directa y que surge de adentro hacia fuera. Es entonces cuando nos detenemos a mirar, a admirar, a contemplar un diseño. Observamos la belleza de un diseño cuando conecta con nuestro ser, pues la belleza se refleja tanto en los objetos como en quien los observa. Si no hay belleza en el observador, no podrá encontrar belleza afuera de sí. El mero hecho de que la belleza se puede ver prueba que existe belleza presente en la criatura del observador. El creativo entonces no es más que un canal de conexión, un comunicador, un servidor del mensaje, esencialmente, un “recordador”.